Publicado 04/05/2023
El autor era un adulto cuando se publica este artículo. Tenía 45 años.
Mientras el ogro se comía unas salchichillas que había cocinado sobre las ascuas de su hoguera, se acerco el hada maliciosa y le mencionó:
– ¿Pero por dónde andas? ¿Pero qué te he hecho yo?
– ¿Pero qué me dices? – le contestó el grotesco humanoide.
El hada se acercó y lo miró directamente a los ojos.
– Pues me estás tratando muy mal
Se lo mencionó de tal forma que el ogro no se dio ni cuenta. Ni sabía por dónde le estaban entrando ni con qué intenciones.
El ogro cogió la gran espada de piedra que había justo a su lado y se encaró con ella:
– ¿Quieres algo de mí? ¿Acaso me estás pidiendo sexo?
– ¡Yo no! ¡Yo no! ¿Acaso me quieres matar ahora?
– Nunca he pretendido eso, preciosa – dijo él apoyándose en su arma y mirándola fijamente a la cara.
– ¡Deja de tratarme mal, por favor te lo pido!
– ¿Qué lo dices, por las salchichas?