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Como el halcón desde el cielo, no tiene semejantes. Por que una gota de su sangre podría teñir de rojo el mar, su sonrisa, por fortuita que fuese hundiría en un abismo a aquel que no conoció la fortuna. Su saliva más blanca que la de cualquier parisino de barrio de Sant Germain y al pronunciar su nombre se producía un aroma muy similar al que desprende la bugambilla que cubre la cerca de la chateau de ferries. Y en su cabeza suena Richard strauss mientras admira las ondas que el aleteo de las garzas reales del Loira. Entonces! Recordó que debería acostarse temprano pues al día siguiente  tenía una entrevista…… en Burger King. 

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