El autor era un
adulto
cuando se publica este artículo.
Tenía 28 años.
2 artículos publicados
Joder. ¿En qué momento esta historia acabó de la peor forma?
¿En qué momento dejaste de ser quien quería que fueses?
¿En qué momento hiciste el «clic» en tu mente lo suficientemente fuerte como para faltar a tu amor por mi?
Fue amor, sí, pero no tan fuerte como para no destruir mi esperanza…
Joder, C. Te puto quería tanto… Puse todas mis expectativas en ti… ERROR.
Ya está, puto llorando otra vez… Me hiciste polvo, tío
Me fallaste, me mataste el corazón, me coaccionaste. Me pusiste en una posición en la que yo nunca te hubiese puesto, joder, tío.
No sabes como puto duele sentirse así, decepcionada, dolida, triste, fallada, vacía, bloqueada, joder.
Mi psicóloga me ha instado a hacerte esta carta, una carta que no te va a llegar. Solo sirve para desahogarse y decirte lo que en realidad te diría ahora mismo…
Como puto duele vernos en esas putas fotos… Tan felices, ilusionados, emocionados, puros, tranquilos, contentos…
Todas esas noches en las que disfrutaba mirarte a través de la pantalla… Hablando de tonterías y otras cosas mucho más interesantísimas… Cuántas risas genuínas a tu lado… ¿Esto es una despedida emocional? Quizás, espero…
En realidad desearía seguir escudándome en mi frialdad, pero como tú decías: «Si no se habla de las cosas… Se enquistan»… Y eso no es bueno. No lo es…
Como me hubiese gustado disfrutar una vida a tu lado, obviando toda la mierda que arrastrabas a nivel de creencias derechistas y libertarias, etc… Como me hubiese gustado seguir amándote como si nada hubiese pasado…
Sí, aún te puto quiero, si es que no puedo ver una foto tuya sin querer amarte, besarte, abrazarte, decirte que te echo tanto de menos, joder… Es tan difícil ir en contra del corazón, cuando la mente tiene razón absoluta… Es que solo predominan los buenos recuerdos en mi mente… pero soy consciente de lo malo… de tu autoritarismo… aquél que L. me comentaba… La infravaloré por su enfermedad… pero ella sabía perfectamente quien eres… y yo solo estaba viendo la parte bonita de tu alma… aquella con la que puedes ser mi persona ideal…
Cómo me gustaba verte sonreír, con la boca y con los ojos… Sentir tu olor… Tu cercanía. Que feliz me hacía verte verme llegar… al «Paraíso A»…
Te quiero A. Pero eres autoritario, con tendencias sociópatas, o sociópata directamente… No tienes empatía… No la tienes… Te esforzabas porque me querías, pero no la tienes… Y eso siempre me hubiese herido a mi o a los míos… Fui ciega, no quería ver… Pero todo eso… «Ya fue»… Siempre tratando de hacerme a tu imagen y semejanza con tus manipulaciones bajo el pretexto de «enseñarme algo nuevo»… Siempre tratando de hacerme ser tú. «Debes estudiar algo cada día», «deberías informarte sobre política», «si no sabes de matemáticas no sé si eres la madre que quiero para mis hijos en el futuro», «estás haciendo una suerte de gimnasia mental pero lo que yo digo ES la verdad, y tengo razón, no me digas que lo tuyo es una opinión porque eso es retorcer el mensaje», «yo antes era como tú, por eso te estoy enseñando ahora, para que evoluciones y dejes de pensar así, y cambies esa forma de pensar, porque si piensas así siempre te van a estar pisando», etc, etc, etc… Tienes una «parte oscura» que «no puedes controlar»… Tú me lo dijiste, yo me temí que todo esto pasaría… Yo vi las señales, yo decidí ocultarlas bajo un manto de buenrrollismo y cariño oportunista… pero no, A… No puedo tolerar tu coacción, tu chantaje emocional con el que decías «Si no «tal» tendremos que hablar seriamente de la relación…», «Si no cual, te llevo al tren, te vas a tu casa, y nos tendremos que dar un tiempo porque no puedo estar con alguien que no sabe gestionar estas situaciones…», o lo de…»Es humor, ¿Cómo puedes no entenderlo como tal? Si ya sabes cómo soy, nunca me reiría de eso»… A, eras el amor de mi vida, mi príncipe, mi niño, mi gatito… Mi pensamiento al despertar, al ir a dormir, al vivir… Pero me demostraste que no mereces mi autenticidad… que no mereces mi transparencia, que no mereces un amor que no daña, que no duele, que no es rencoroso ni vengativo… No mereces mi amor, un amor que estaba dispuesto a estar despierto todas las noches de su vida si hiciera falta…
Aquí abro un nuevo camino; el camino de la despedida emocional, del adiós amoroso… Borraré todas las fotos, cambiaré el nombre del móvil, desterraré mi amor por ti y empezaré a tallar un corazón de piedra, a prueba de engaños e ilusiones… Algún día quizá podré compartir unas horas contigo sin sentir este dolor tan profundo, punzante, asesino… Pero hoy me despido de tu amor, lo agradezco, te lo agradezco; y le digo adiós para siempre. Adiós a lo que fue y a lo que pudo ser. Adiós a la ilusión, a la esperanza, a la idealización sobre ti. No eres ni eras perfecto, y hoy por fin lo interiorizo, lo acepto y lo integro en mi realidad.
Hasta siempre, A. Mi historia más bonita, y a la vez una de las más dolorosas. Un gran aprendizaje que me ha llevado por el camino del autoestima, auto respeto, y autocuidado.
Te quiero A, pero no debo quererte. Entierro hoy mi corazón enamorado de ti, para desterrar sus emociones hasta hacerse energía de nuevo, que volverá al Universo en forma de gratitud, paz y calma.
Gracias A por haber sido una lección de vida tan punzante, y a la vez importante. Gracias por haberme amado como lo hiciste. y gracias por dolerme tanto… Porque solo así evitaré volver a sufrir lo mismo, de nuevo, en el futuro.
Ahora voy yo. Ahora me quiero YO.
Te deseo solo cosas buenas. Sigue tu camino, y de momento, no te reencuentres con el mío, solo camina y crece, aprende y construye tu forma de ser para mejor.
Ya no te amo. Ya no quiero quererte. Te respeto. Te guardo en el baúl de los recuerdos desterrados, hoy, para siempre.
Fin… otra vez.
Jade.
0 respuestas a “Carta de despedida a mi querido C.A.”
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