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¿Alguna vez te ha pasado que haya decaído tu estado de ánimo justo después de haber estado con alguien? ¿Y esa situación se repite siempre que mantienes relación con esa misma persona?. Es como si ese individuo te absorbiera la energía dejándote indiferente, triste, apático, … Seguramente ese individuo se trate de una persona tóxica o vírica que consume energía.

Las personas tóxicas, son personas negativas, esas que parecen no tener freno y no se pueden corregir, que creen que ellas están bien aunque no lo estén, creen que siempre tienen la razón y siempre encuentran justificación a la finalidad de su obra aunque esté mal.

Se pueden encontrar en cualquier lugar. Puede tratarse de tu compañero de trabajo, de un amigo, de un familiar, o incluso tu propia pareja.

Se reconocen porque normalmente y de manera continuada hablan de temas negativos, siempre resaltan el punto negro, no aceptan sugerencias, no tienen en cuenta otras opiniones, son personas que hieren, a veces agresivas, inflexibles y si les contradices, se exaltan con facilidad. Creen que siempre tienen la razón.

Son personas que llegan y te contagian de mal humor, de tristeza, de miedo, de envidia o cualquier otro tipo de emoción negativa que hasta ese momento no se había manifestado en tu cuerpo. Es como un virus que cuando llega te infecta, luego se expande y es cuando te sientes  mal, pero cuando por fin se aleja, poco a poco vuelves a recobrar tu estado natural y, si tienes suerte, logras olvidarte de él. Por eso se denominan también personas víricas.

Una persona puede llegar a ser vírica por varios motivos: por tener mal genio, por ser envidiosa, por ser desconsiderada, por ser egoísta, por ser estúpida, por falta de tacto… El mundo está lleno de este tipo de personas y de diversa tipología, van desde las menos dañinas hasta las realmente malvadas que te marcan de por vida.

Lo importante es reconocer a este tipo de personas y saber como se puede mantener alejado de ellas.

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